Fue una visita como muchas que suelen efectuar las distintas compañías del Cuerpo de Bomberos de Temuco a distintos lugares donde los niños deben pasar la Navidad.

El personal de la Decimotercera Compañía había reunido algún dinero y compró un centro de juegos para los niños del hogar María Ayuda, que alberga a madres menores de edad e hijos vulnerables, provenientes de diversos lugares de La Araucanía y el país, y que se ubica en la villa San Andrés de Temuco.

A la hora pactada llegó el carrobomba con sirenas y bajó el Viejito Pascuero llevando el regalo y también dulces para los pequeños.

Sin embargo, y sin que «el Viejito Pascuero» lo supiera, los niños también tenían un importante obsequio para los bomberos: sus dibujos con una dedicatoria que no dejó de tocarles el corazón a los voluntarios.

“Gracias bomberos por salvar vidas y hogares”, decían.

Nada más mirarse entre los voluntarios y la opinión fue unánime: “este es nuestro sueldo”, fue el comentario de los bomberos, que se retiraron con el corazón henchido de amor que recibieron de los niños.